Claridad y dirección Metas y objetivos

La relación de tus metas con tu capacidad para tomar decisiones

tomar decisiones

Uh, esto quizá se sienta como un llamado de atención. O quizá no. Esto quizá sea un pelín fuerte. O quizá no. De cualquier manera, consideré importante escribirte esto. Porque (casi) todo en nuestra vida y el lugar en el que estamos hoy es debido a esto: nuestra capacidad para tomar decisiones.

En cada situación hay incontables alternativas y resultados. Quizá sea eso lo que paraliza. La incertidumbre, la inseguridad de no ser sostenidas o la inseguridad personal de no saber cómo reaccionar a lo que venga. Pero es importante recordar también que tenemos la libertad de que si no nos gustó el resultado de una decisión previa, siempre podemos volver a elegir y decidir.

Todo en nuestra vida está gobernado por causa y efecto – todo resulta de una decisión y la verdad es que si tú no lográs tomar decisiones por ti misma, tus probabilidades de construir algo significativo son nulas. NULAS.

Por eso, dejá de pedirle opiniones a los demás para convencerte de qué decisión tomar (sin que ellos sepan si quiera que para eso estás consultándoles), no te engañés, porque de ser así, las decisiones y el control de tu vida no lo tenés tú. ¡Ouch!. Dejá de consultar cosas con personas que deberían de ser tú misma.

Dejá de esperar a que los demás te digan qué hacer, dejá de construir una vida basada en opiniones. ¿Qué es lo que opinás tú? es lo úúúúúúúnico que importa.

Los demás son muy sabios

Y tú también. Si querés metas reales, si querés resultados impresionantes, si querés una vida “exitosa”, tenés que consultarte a ti, pedirte tu opinión a ti. No porque los demás no sepan nada, no, no, ellos saben mucho. Sino porque sólo tú sabés qué querés verdaderamente. Ellos podrán saber mucho, pero no son tú, ellos no viven tu vida y no tienen tus sueños, ellos no tienen tus prioridades y no opinan igual que tú a cerca de todo. Ellos no tienen tu visión, ellos no sienten lo que tú sí. (O sea, ellos no saben nada al mismo tiempo).

Los demás son muy sabios, pero tú también, ¿por qué no confiar en lo que sentís y pensás?

Y sí, escuchar las perspectivas de los demás es algo que abre la cabeza y llena de aprendizaje. Pero no las usés para tratar de convencerte de algo.

Si te cuesta tomar decisiones, que te cueste. Eso está bien y con la práctica vas comprendiendo cómo es que funciona tu propia brújula. Es mejor que te cueste a que resultés teniendo una vida que nunca quisiste. Situaciones que nunca pediste.

La importancia de que desarrollés tu capacidad para tomar decisiones es que cuando las hacés con plena consciencia, empezás a ver cambios y avances en tu propia vida. Que los astros se te alinearon vas a decir, y quizá sí. Pero gran parte fue debido a la responsabilidad que tomaste para hacerte responsable de lo que verdaderamente querés. Con miedo y todo, pero te hiciste responsable.

Y eso, señorita millennial, it’s a success.

Si tenés dudas al tomar decisiones (o sea, como todos en todo momento), preguntate a ti misma desde lo más profundo: ¿a dónde me va a llevar esto?, ¿esta decisión me va a hacer sentir feliz y llena?.

Y si no hay respuesta, también está bien.

Dejá estar tu pregunta unos días y vas a ver cómo te llega la respuesta. Tu mente trabaja todo el tiempo, todo. Así que mientras estás a medio Zoom con la jefa o comprando casita nueva para el canino ¡BAM!, ahí te llegará la respuesta a la pregunta que le dejaste a tu subconsciente. O a Dios o al universo o a los astros, que para mí viene siendo todo lo mismo 🤍.

Pero qué pesadito se siente tomar decisiones

Entieeeendo, entiendo el peso que una decisión tiene y no nos gusta hacernos cargo de haberla tomado por aquello de que resulten mal o que nos pongan en situaciones 🥴. Pero no por eso vamos a renunciar al control de nuestra vida.

Si en algún momento se te dificulta decidir por miedo al resultado, te dejo algo que me escribí a mi misma un día que lo necesité y que quizá te pueda servir:

mis decisiones

¿Ya se siente más livianito?

Pero a todo esto, ¿qué que relación tiene esto con mis metas?, me vas a preguntar. Aquí te va: al aprender a tomar decisiones, serás capaz de proponerte metas reales. Al ser reales y no impuestas o influenciadas, tenés mil probabilidades más que lo demás de alcanzarlas y llevarlas de principio a fin.

Bueno bueeeeno, mientras tu brújula se acostumbra a tomar decisiones, te estaré compartiendo en mis redes qué cosas podés hacer para que tu toma de decisiones sea más fácil. Ajá, paso por paso.

Pero desde ya, te dejo este otro post que, si estás en carreras, emergencias y que el mundo ya se cae, te puede ayudar a tomar decisiones rapidísimo en dos pasos. ¡EN DOS!

¿Te veo por ahí?

Un besito,

PD. Por cierto, no tomar decisiones, también es una decisión 😝

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